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Comentario de texto
Fragmento de la "Égloga I"
(Garcilaso de la Vega)


 

Corrientes aguas, puras, cristalinas,

árboles que os estáis mirando en ellas,

verde prado, de fresca sombra lleno,

aves que aquí sembráis vuestras querellas,

hiedra que por los árboles caminas,

torciendo el paso por su verde seno:

yo me vi tan ajeno

del grave mal que siento,

que de puro contento

con vuestra soledad me recreaba,

donde con dulce sueño reposaba,

o con el pensamiento discurría

por donde no hallaba

sino memorias llenas de alegría.

 

 

 

FASE PREVIA: lectura y comprensión del texto

Vocabulario:

querellas: expresiones de un dolor físico o de un sentimiento doloroso.

hiedra: planta trepadora siempre verde, de la familia de las araliáceas.

seno: regazo, lo que recibe en sí a algo o alguien, dándole amparo, protección, consuelo...

grave: posee aquí el sentido etimológico de pesado: al mismo tiempo también significa importante.

 

LOCALIZACIÓN

El texto es una estancia perteneciente a la Égloga I  del poeta renacentista Garcilaso de la Vega (1501-1536). En esta obra dos pastores idealizados. Salicio y Nemoroso, se lamentan de sus infortunios amorosos. Salicio se queja de los desdenes de su amada Galatea, y Nemoroso llora la muerte de Elisa. El testigo de estos infortunios amorosos es la Naturaleza, que participa de los sentimientos del poeta. El fragmento que nos ocupa corresponde a las lamentaciones del pastor Nemoroso que —al igual que Salicio— aluden a los sentimientos del propio Garcilaso en dos momentos de su vida que une en un mismo episodio: la boda y la muerte de su amada idealizada, Isabel Freyre.

La forma de elocución que predomina en el fragmento es la descripción.

 

ESTRUCTURA

 

Estructura externa

El fragmento corresponde a una estancia. Dicha estrofa es de ori­gen italiano y fue aclimatada en España por Garcilaso: se trata de una combinación libre de versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante. La estructura de las rimas es la siguiente: A B C B A C c d d E E F e F.

 

Estructura interna

El texto se estructura en dos apartados:

Aparado a)

Contemplación de un paisaje natural de características ideales (versos 1-6). Desde el punto de vista formal, predominan los verbos en presente de indicativo y, además, métricamente, todos los versos de esta parte son endecasílabos.

 

Apartado b)

Se produce una interiorización del paisaje y una evocación del estado anímico del pastor Nemoroso recordando los momentos felices que ha disfrutado en ese lugar tan ameno (líneas 7-14).

Formalmente aparece la primera persona (Yo me vi tan ajeno), los verbos figuran en pretérito imperfecto de indicativo y, desde el punto de vista métrico, se combinan versos heptasílabos con endecasílabos, predominando los primeros.

 

ARGUMENTO

El poeta nos describe un bello e idealizado paraje natural que le permite olvidarse, por un momento, de sus males, al evocarle a felicidad de la que en otro tiempo ha disfrutado.

 

TEMA

Descripción de la paz y serenidad que despierta en el ánimo del poeta la contemplación de un paisaje natural que le evoca otros tiempos felices.

 

ANÁLISIS CONJUNTO DE CONTENIDO Y EXPRESIÓN

En el texto se armonizan dos mundos: el mundo externo (apartado a) y el mundo interior del poeta (apartado b).

En la primera parte se nos muestra un paisaje idealizado o locus amoenus que nos transmite una sensación de paz y serenidad. Sus notas dominantes son la belleza y la armonía. El recurso literario que pone en juego el poeta para resaltar estas dos notas es, sobre todo, una rica adjetivación: las aguas son puras y cristalinas los árboles que se miran en ellas como en un espejo sirven para añadir un elemento agradable y subrayar al mismo tiempo la limpidez de las aguas; el verdor del prado se refuerza con el epíteto verde que se antepone a dos sustantivos verde prado, verde seno y con la alusión a la hiedra que permanece siempre verde.

 

Además de esta sensación visual se nos ofrecen también sensaciones auditivas muy agradables: ya las cristalinas aguas nos sugieren un murmullo agradable que se intensifica con la alusión al canto de los pájaros (aves que aquí sembráis vuestras querellas).

 

El paisaje descrito es prácticamente estático, ya que las pocas alusiones dinámicas se refieren a movimientos armónicos suaves y discretos: el discurrir de las aguas y el caminar de la hiedra a lo largo del tronco de los árboles con un paso tortuoso y lento.

 

En la segunda parte, el tema se desplaza del paisaje exterior con­templado al interior del poeta mediante la irrupción de la primera persona: Yo me vi tan ajeno. A partir de aquí el poeta rememora nostálgicamente el pasado que ha vivido en este mismo lugar. La belleza del paisaje le ha hecho olvidarse por un momento del grave mal que siente —mal derivado de la muerte de su amada Elisa, que en la realidad se corresponde a la muerte de Isabel de Freyre—. La felicidad que se describe pertenece pues, al pasado, de ahí el empleo de formas verbales que aluden a esta época, que contrasta con el dolor presente. El significado de estos verbos nos connota la idea de lentitud (me recreaba reposaba discurría), morosidad que viene recalcada por el aspecto imperfectivo de dichos verbos que muestran la acción en su desarrollo. Esta idea de lentitud, de lento discurrir del tiempo, armoniza perfecta­mente con la quietud del paisaje, es decir, el espíritu del poeta se presenta en perfecto equilibrio con la naturaleza.

 

CONCLUSIÓN

El fragmento que hemos comentado es un buen ejemplo de la lírica renacentista en general y de la garcilasiana en particular. Hay una perfecta armonía entre contenido y forma, entre el mundo exterior y el mundo interior. Este equilibrio viene reforzado por la naturalidad de la expresión. El sentimiento amoroso (este grave mal que siento) aparece apenas insinuado; el léxico es cuidado y selecto, pero al mismo tiempo sencillo y natural: la naturaleza, finamente estilizada, estática colabora a esa sensación de armonía que el poeta ha querido expresar.

 



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