Oraciones del Cristiano
(Devociones básicas)

LA SEÑAL DE LA SANTA CRUZ 

Por la señal de la Santa Cruz, 
de nuestros enemigos 
líbranos Señor, Dios nuestro. 
En el nombre del Padre, 
y del Hijo, 
y del Espíritu Santo. 
Amén.

PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

AVE MARÍA

Dios te salve, María;
llena eres de gracia;
el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. 

SEÑOR MÍO JESUCRISTO 

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén. 

ÁNGELUS

V. El Ángel del Señor anunció a María 
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo. 
(Avemaría) 
V. He aquí la esclava del Señor 
R. Hágase en mí según tu palabra. 
(Avemaría) 
V. Y el Hijo de Dios se hizo hombre 
R. Y habitó entre nosotros 
(Avemaría) 
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios 
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por los méritos de su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

REGINA COELI

V. Alégrate, Reina del cielo; aleluya.
R. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
V. Ha resucitado, según predijo; aleluya.
R. Ruega por nosotros a Dios; aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.
ORACIÓN
Oh Dios que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

VISITA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO 

(Se repite tres veces) 
V. Viva Jesús Sacramentado 
R. Viva y de todos sea amado.
(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)
V. Viva Jesús Sacramentado 
R. Viva y de todos sea amado 
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos. 

¡OH SEÑORA MÍA! 

¡Oh Señora mía, oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo Vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén. 

BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti, celestial princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco desde este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. 

ACORDAOS 

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Madre, Virgen de vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante Vos. Oh Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien escuchadlas y atendedlas benignamente.

Oración a San Josemaría Escrivá

Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santifica-ción en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor. Concédeme por la intercesión de San Josemaría el favor que te pido... (pídase). Así sea. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Invocaciones al Santísimo Redentor (San Ignacio de Loyola)

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del Costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús! óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.

 Oración de San Francisco de Asís

Señor, haz de mí, un instrumento de tu paz:
que donde hay odio, ponga yo amor;
que donde hay ofensa, ponga yo perdón;
que donde hay discordia, ponga yo unión;
que donde hay desesperación, ponga yo esperanza;
que donde hay tinieblas, ponga yo luz;
que donde hay tristeza, ponga yo alegría.
Haz, Señor, que no busque tanto ser consolado, como consolar;
ser comprendido, como comprender; ser amado, como amar.

Ofrecimiento de sí mismo

Toma, Señor, toda mi libertad. Recibe mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo lo que tengo y poseo Tú me lo diste: todo te lo devuelvo y entrego totalmente al dominio de Tu voluntad. Concédeme con tu gracia amarte solamente a Ti; con eso me basta, no pido más.

Adoro te devote

 Te adoro con devoción, Dios escondido,
oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti se equivocan la vista, el tacto y el gusto,
pero basta el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios;
nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás,
pero confieso que eres mi Dios;
haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere, que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!
Pan vivo que das la vida al hombre:
concede a mi alma que de Ti viva,
y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, bondadoso pelícano,
límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto,
te ruego que se cumpla lo que tanto deseo:
que al mirar tu rostro cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.

Soneto a Cristo Crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte;

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte;

muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera;

no me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera.

Oración al Espíritu Santo

Ven ¡Oh Santo Espíritu! Ilumina mi entendimiento, para conocer tus mandatos; fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo; inflama mi voluntad... He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo: después..., mañana. Nunc coepi! ¡Ahora! No vaya a ser que el mañana me falte.
¡Oh, Espíritu de verdad y sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo, espíritu de gozo y de paz! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras...

Oración a San Miguel Arcángel

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia ce­lestial, arroja al infierno, con el poder divino, a Satanás y a los otros espíritus malvados que andan por el mundo tratando de perder a las almas. Amén.

Oración de Papa Clemente XI

Creo, Señor, haz que crea con más firmeza;

 espero, haz que espere con mayor confianza;

 me arrepiento, haz que tenga mayor dolor.

Dirígeme con tu sabiduría,  sujétame con tu justicia,

 consuélame con tu clemencia, protégeme con tu poder.

Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, para que se dirijan a Ti;

 mis palabras para que hablen de Ti; mis obras para que sean tuyas;

 mis contrariedades para que las lleve por Ti.

Quiero lo que quieras, quiero porque quieres,

 quiero como Tú lo quieres, quiero hasta que Tú quieras.

Señor, te pido que ilumines mi entendimiento, enciendas mi voluntad, 

limpies mi corazón y santifiques mi alma.

 Que me aparte de mis pasadas faltas, que rechace las tentaciones futuras,

 que corrija las malas inclinaciones y practique las virtudes necesarias.

Que venza la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la generosidad,

 la ira con la bondad, la tibieza con la piedad.

 Señor hazme atento en la oración, sobrio en la comida,

 constante en el trabajo y firme en los propósitos.

Oración a San José

San José, mi padre y señor, tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios y de su Madre Santísima, la Virgen María, alcánzame del Señor la gracia de un espíritu recto y de un corazón puro y casto para servir siempre y mejor a Jesús y María.

Oración de Santo Tomás de Aquino

Te doy gracias, Señor, Santo Padre, Omnipotente eterno Dios, porque a mí, pecador, indigno siervo tuyo, sin ningún mérito de mi parte, sino únicamente por tu misericordia, te has dignado alimentarme con el precioso Cuerpo y Sangre de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Y pido que esta santa comunión no me sea motivo de castigo, sino intercesión saludable para el perdón. Sea para mí armadura de la fe, y escudo de buena voluntad. Sea la muerte de mis vicios, exterminio de la concupiscencia, aumento de la caridad y de la paciencia, de la humildad y de la obediencia, y de todas las virtudes. Sea firme defensa contra las insidias de todos los enemigos, tanto visibles como invisibles; perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu. Sea perpetua unión contigo único y verdadero Dios, y sea el término feliz de mi muerte.
Y te ruego, te dignes conducir a este pecador a aquel convite inefable donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos, luz verdadera, satisfacción plena, alegría eterna, dicha consumada y perfecta felicidad. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Oración a la Santísima Virgen María

Oh, María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, a quien concebiste en tu seno inmaculado, engendraste, alimentaste y estrechaste suavemente entre tus brazos. Te presento y ofrezco, con amor y humildad, Aquel mismo, cuya presencia te alegraba y te llenaba de gozo, para estrecharlo con tus brazos, amarlo con tu corazón y ofrecerlo como supremo culto de latría a la Santísima Trinidad, por tu honor y gloria, y por mis necesidades y las de todo el mundo. Te ruego, queridísima Madre, que me obtengas el perdón de todos mis pecados y abundante gracia para servirle a partir de ahora con más fidelidad, y la gracia de la perseverancia final para que pueda contigo alabarle por todos los siglos de los siglos. Amén.

 


PORTADA


CORREO