ACTO PRIMERO
(En una pequeña
calle, con su correspondiente farola, vemos dos personajes con aspecto de estar
fuera del tiempo. Su aspecto es estrafalario y ramplón. Son dos brujos de antaño
venidos a menos.)
TANCREDO
¡A dónde hemos ido a parar!
POLICARPO
¿Pues a dónde va a ser? A
nuestra covacha de todos los días. Como si pudiéramos elegir un palacio.
TANCREDO
Si a eso me refiero yo, que a
dónde hemos ido a parar, que no tenemos ni a dónde ir a parar. ¡Cada vez que
pienso en lo que fuimos!
POLICARPO
¡Qué tiempos! (Desenvuelve
un pequeño paquete que lleva en el bolsillo.)
TANCREDO
La fama y la admiración de
todos, miedo, pavor...¿Te acuerdas aún de la cara de susto del viejo buhonero
cuando le pusimos las orejas de cerdo?
POLICARPO
¡Como que casi nos manda
quemar! Menos mal que su mujer tenía muchos motivos para estarnos agradecida.
TANCREDO
Fue un mal de ojo excelente.
¡Qué arte! ¿Recuerdas cuando todos venían por un buen brebaje? ¡Qué hechizo el
mío! ¡Qué magia consumada! ¡Qué...!
POLICARPO
De mucho nos ha servido.
Toma, esto es lo que he podido conseguir hoy. Lo llaman hamburguesa.
TANCREDO
¡Hamburgo! ¡Ahí estaba la
vieja Braty!
POLICARPO
¡La muy bruja!
TANCREDO
Y que lo digas. Tenía un
hechizo especial: no había brujo que lo resistiera.
POLICARPO
La muy despistada se tragó
los dientes de ajo en lugar de los colmillos de perro. Y ahí se quedó.
TANCREDO
¡Pobre! (Probando la
hamburguesa.) ¡Trasgos y azufres! En los dos últimos siglos no he probado
nada peor. ¡Vaya bazofia!
POLICARPO
Es carne de Hamburgo.
TANCREDO
Carne de perro y no de
Hamburgo. ¿No pudiste conseguir nada mejor?
POLICARPO
Es todo lo que me dieron por
el caldero.
TANCREDO
¿Cómo? ¡Has vendido el
caldero! ¡Era un regalo de mi maestro Telurius. (Se persiguen alrededor del
cubo de basura.)
POLICARPO
¿Pues qué querías que
hiciera? Ya sabes que el dinero no sale por arte de magia.
TANCREDO
Pues haber hecho más pócimas.
POLICARPO
Las pócimas ya nadie las
quiere.
TANCREDO
Ofrece un vuelo en escoba.
POLICARPO
¡Ya estamos viejos para eso!
Y, además, hoy ya cualquiera vuela, en sillón y con bebida incluida.
TANCREDO
¿Será posible? ¿ Y no podemos
embrujar alguna mansión?
POLICARPO
Se ve que hace tiempo que no
te asomas por estos mundos: la gente ya no tiene mansiones.
TANCREDO
Pero tendrán chimeneas por
donde entrar...
POLICARPO
¡Ni una!
TANCREDO
¡Pues una casa sin chimenea
no es una casa!
POLICARPO
Piso lo llaman.
TANCREDO
¡Maldita sea! Tengo encantos
para mansiones, para lóbregas casas, palacios, buhardillas y mazmorras. Pero no
sé de ningún hechizo para pisos.
POLICARPO
Los pisos no tienen encanto.
TANCREDO
Cierto.
POLICARPO
Pues entonces come y calla.
TANCREDO
Pero de algo tendremos que
vivir.
POLICARPO
Aún tenemos un par de libros
que vender.
TANCREDO
¡No! Mi trabajo me costó
robarlos de la almoneda de Toledo.
POLICARPO
Pues tendremos que pedir por
las calles.
TANCREDO
¡Jamás! ¡Dos brujos de
nuestra alcurnia! ¿Qué pensará el resto del gremio?
POLICARPO
Pocos hay que puedan pensar
algo. Convéncete
TANCREDO.
Jubilémonos ya de tanto
brujerío. Creo que aún viven los tataranietos de mi bisnieto y seguro que...
TANCREDO
¡Policarpus Pomelus! Tras
varios siglos no voy a retirarme. Como si fuera un abuelo entrado en años: sin
poder salir ni una sola noche, aguantando los cuidados y los gritos de una
vieja... ¡Ni loco! Nada mejor que esta dulce vida. ¡Sapos y culebras!
POLICARPO
Ya ni eso tenemos. Y, aunque
lo tuviéramos, ¿quién los necesita? La gente de hoy son como las ovejas que ya
no vemos.
TANCREDO
¿Como ovejas dices?
(Pensativo.)
POLICARPO
Sí. No hacen más que balar y
pastar.
TANCREDO
(Musitando entre dientes.)
Balar, balar... Pues eso es más que suficiente para lo que nosotros necesitamos.
POLICARPO
Es un ejemplo. No vayas a
pensar que nos los podemos comer.
TANCREDO
No seas aprendiz de brujo.
¿No te acuerdas de aquel conjuro que usábamos para robar ovejas a los pastores?
¿Cómo era? ¿Barbas, ribonosos...? No, no era así... (Busca entre sus ropas.)
POLICARPO
Pero si no hay ovejas ¿para
qué lo quieres? El hechizo aquel sólo nos hacía invisibles a las ovejas, que el
pastor bien que nos veía: aún me duelen las espaldas de sufrir su querida
tranca.
TANCREDO
Ya, ya. (Sigue buscando
entre sus ropas.) ¿Dónde habré dejado el dichoso papel de los conjuros? ¿No
se te habrá ocurrido venderlo?
POLICARPO
(Temblando, guarda el
sombrero detrás de sí.)
¡Vaya idea más tonta!
TANCREDO
¡Pues entonces es tuya! Dame
el libro antes de que lo empeñes.
POLICARPO
¡Es la comida de mañana!
TANCREDO
Con esto no creo que puedas
comprar ni un par de sapos (Se lo quita.) Pero bien utilizado nos puede
volver a la fama.
POLICARPO
Pues de pasar tanta fama
acabaremos famélicos!
TANCREDO
Policarpo, a veces piensas
menos que el palo de mi escoba. Vamos a ver: ¿no decías antes que estábamos en
un mundo borreguil?
POLICARPO
Empezando por nosotros, que
bien trasquilados estamos.
TANCREDO
¡Lechuzo! ¿Y si el hechizo de
ovejas nos hiciera invisibles ante la gente?
POLICARPO
Sólo funciona con las ovejas.
TANCREDO
Nos convertiríamos en los
mejores brujos de la historia.
POLICARPO
Sólo funciona con las ovejas,
ya te lo he dicho.
TANCREDO
Vamos a probar.
POLICARPO
Tancredo, no seas cabezota:
sólo funciona con
las ovejas.
TANCREDO
Toma. Esta bolsa tiene los
polvos que quitan el conjuro.
POLICARPO
¿Para qué los quiero? Sólo
funciona con las ovejas.
TANCREDO
Mira. Ya he encontrado el
hechizo. ¿Y si lo probamos?
POLICARPO
Tancredo eres un terquedo.
TANCREDO
Policarpus, cara de lagartus.
POLICARPO
Ya no quiero más pruebas.
Estoy harto de hechizos.
TANCREDO
Pues te aguantas y esperas.
¡Allá va el maleficio!
"Barbarino
de turjundio.
Esquifardo tisanmene.
Esminardos caleidosos
de la
bruja Quisantena".
(Pequeña humareda
que cubre a Tancredo. Ahora Policarpo sigue hablando a Tancredo. Es evidente
que sigue en escena, pues el hechizo es sólo para las ovejas, que son las únicas
que no pueden ver ni oír a Tancredo.)
POLICARPO
¡Venga ya señor cabezota! ¡
Ya te dije que no funcionaba! ¡Pues cómo no te voy a ver! Ya he aguantado lo
suficiente. Me voy con mi tataranieto. No se hable más. (Pausa) ¿Cómo?
¿Todavía quieres más pruebas? ¿Qué quieres? ¿Que venga todo el mundo a ver cómo
te ve? Adiós Tancredus. He pasado trescientos años encantadores. Pero todo tiene
un límite.
(Parándose
cuando se iba con sus pequeños bártulos.)
¡No! ¡No puedo
dejarte nada! Esta es la última moneda que tengo y quiero comer. ( Pausa)
Sí, sí, míralo: sólo me queda esta, y ... (Se la quita.) ¡Tancredus!
¡Devuélvemela! Le (persigue)(¡Ven aquí ahora mismo! ¡Ladrón!
Bájate de la escoba! (Sale
volando Tancredus, montado en su escoba, por la sala.)
¡Ya estás muy viejo para estas
locuras! ¡Por las barbas de todos los chivos! ¡Como nos vea alguien nos manda
quemar! ¡Que viene gente! ¡Baja ahora mismo!
(Se oyen
ruidos, y entra en escena una panda de jóvenes, los Colegas, que pese a su
nombre no ocupan sus horas en oficio alguno.)
COLEGA 1
(Refiriéndose a Policarpo.)
¡Ey! ¡Mirad qué tío más legal!
TODOS
¡Guau!
COLEGA 2
Si viste de lo más
guapamente.
TODOS
¡Guau! ¡Guau!
COLEGA 1
¡Vaya sombrero!
COLEGA 3
¡Tiene un encanto!
POLICARPO
¿Encantos? Tengo bastantes, y
si queréis os vendo uno de...
COLEGA 1
Nos
hechizas.
TODOS
¡Guau! ¡Guau!
COLEGA 4
Tú sí que eres un colega.
POLICARPO
¡Ah! Entonces, ¿sois brujos?
TODOS
¡Guau! ¡Guau! ¡Reguau!
COLEGA 5
Tiene marcha.
COLEGA 2
¡Alucina!
COLEGA 3
Con bencina.
COLEGA 4
Y remolacha
COLEGA 5
(Metiéndole el sombrero.)
¡Cucaracha!
COLEGA 1
Vente abuelo y pedalea.
COLEGA 2
Tenemos explosivo.
COLEGA 3
Para hacer temblar la "traquéa".
TODOS
¡Arrea, arrea, arrea!
COLEGA 4
Pasa de la vida.
COLEGA 5
Y enróllate otro poco.
POLICARPO
¿Hablamos de cortinas?
COLEGA 1
No te hagas el loco.
COLEGA 2
Y engánchate a la ola.
TODOS
¡Mola! ¡Mola! ¡Mola!
POLICARPO
¡Qué brillante conjuro! No
sabía yo que hubiese aún brujos como vosotros. Pero mirad ahí arriba: ¿qué os
parece?
COLEGA 3
¿Qué nos parece qué?
POLICARPO
¿Cómo? ¿No veis a Tancredus
volando en su escoba? Fijaos en qué estilo. Vuela con auténtica magia. ¿No lo
veis?
COLEGA 4
(Irónico.)
¡Guau! Ya lo veo. Pero sólo veo un brujo, y me parece que tú estás viendo dos.
POLICARPO
¿Qué os ocurre? ¿Os ha
afectado el embrujo de las ovejas? ¡Claro! Con tanto ladrido...
COLEGA 5
¡Tú si que tienes afectado el
coco!
POLICARPO
¿Coco? ¡Sin ofender, por
favor! Que soy un brujo hecho y derecho, y no un coco asustaniños.
COLEGA 1
¡Vaya tranca que lleva encima!
POLICARPO
(Enseñando su bastón.)
Tranca de brujo, sí señor: de roble milenario.
COLEGA 2
¡Vámonos
ya!
COLEGA 3
Te cogemos esto (Le quita
la bolsa donde estaban los polvos del antídoto), en pago a nuestros gustosos
servicios.
POLICARPO
¡Devuélvemelo! ¡Truhán!
¡Golfo!
COLEGA 4
Gracias. No hay de qué.
POLICARPO
¡Es el antídoto! ¡Lo vas a
echar a perder!
COLEGA 5
Sujetadle, que voy a ver a
cuánto tocamos de antídoto.
(Le sujetan y le
tapan la boca. Mira la bolsa.)
¡Vaya! Si no hay
más que serrín. (Dice esto echando el antídoto a sus compañeros.)
COLEGA 1
Pues vamos a ver
si nos da el colega algo más suculento. (Le agarran y empiezan a
registrarle.)
POLICARPO
¡Socorro! ¡Tancredus,
ayúdame! ¡Auxilio!
(De repente se quedan todos
helados mirando hacia el cielo, pues ven a Tancredus montado en su escoba.)
COLEGA 2
¡Udaley! ¡Que hay un tío
volando ahí!
COLEGA 3
¡Sálvese quien pueda!
COLEGA 4
¡Eso! ¡Pálvese quien sueda!
(Se echan todos al suelo
porque les hace un vuelo rasante.)
COLEGA 5
¡Nos mata!
COLEGA 1
¡Nos come!
COLEGA 2
¡Nos devora!
COLEGA 3
¡Nos engulle!
COLEGA 4
¡Nos vamos!
(Salen corriendo.
En la huida echan el antídoto al público. Alguno de los asistentes empezará
ahora a ver a Tancredus, que se acerca andando, escoba en mano. Es una lástima,
porque se han perdido una magnífica acrobacia en escoba.)
POLICARPO
¡Ya podías haber venido
antes!
TANCREDO
Te lo mereces, por cabezota.
¿Ves cómo sí funcionan nuestras artes? ¿Quieres aún irte con tu tataranieto?
POLICARPO
No, claro. Pero esto no va a
durar más: han echado todo el antídoto por ahí; ya te verá todo el mundo.
TANCREDO
¡Todos los que estén por ahí!
(señalando al público.) Pero los que están por allí...
POLICARPO
Pues no hables muy alto, que
allí mismo lo tienes. (Aparece en escena un Ufano caballero.)
TANCREDO
Ahora mismo hacemos la
prueba. Y me cojo la escoba y le hago una reverencia a este buen señor. (Hace
lo que va diciendo.) Y no me ve. Y aunque dé vueltas alrededor de él, no me
ve...Háblale, háblale porque no me ve, no me ve, no me ve... (Canturrea.)
POLICARPO
Hola amigo. ¿Me ve?, digo,
¿le ve?
UFANO
Leve, sí, amigo, y sumamente
ligero y no pesa nada. Bastón como este pocos hay. Fíjese...hop. Oh, la, la. Oh,
la, la.
POLICARPO
¡Ah! Sí, sí, sí. Tiene toda la
pinta de ser como dice.
UFANO
¿Pinta, dice usted? ¡Qué
atrevimiento! ¡Pintas las suyas, caballero! Mi bastón es de lo más honorable.
(Tierno.) Fíjese, si hasta tiene aquí un león tallado.
POLICARPO
¡Qué bestia!
UFANO
Fiera corrupia diría yo.
POLICARPO
Pero, permítame. (Coge el
bastón.) Me resulta muy pesado su bastón. Es demasiado molesto.
UFANO
¿Molesto? Usted sí que es
molesto, déjeme y verá. Fíjese qué agilidad, qué maestría. Soy un espadachín...
o un acróbata. ¿Lo ve usted?
POLICARPO
Pues a mí me parece pesado.
Podemos preguntarle a alguien.
UFANO
¡A alguien! ¡A alguien!
Tendrá que ser a un don Nadie. En menudo descampado nos hallamos.
POLICARPO
Ah, disculpe, ¿no se ha
fijado en ese buen señor que ahí nos mira? Preguntémosle su opinión.
TANCREDO
Que daré con mucho gusto.
UFANO
¿Pero está usted loco? Yo no
veo a nadie.
POLICARPO
Ni yo.
TANCREDO
Tú sí, imbécil.
POLICARPO
Digo, yo sí, imbécil.
UFANO
¿Imbécil yo?
POLICARPO
No, imbécil el otro.
UFANO
¡Basta! ¡Esto es una tomadura
de pelo! Retráctese ahora mismo.
TANCREDO
¡Date prisa! ¿O vas a estar
con este memo todo el día?
POLICARPO
¡No!
UFANO
Conque no, ¿eh? ¡Ah, infamia!
¡Póngase en guardia! Touché!
¡Tocado! (le da un bastonazo.)
¿Ve qué manejable es? Touché!
Touché! ¡Y más Touché!
POLICARPO
¡Ay, Ay, Ay! ¡Por todos los
brebajes! ¡Tancredo! Ven a ayudarme, so cobarde. (Le tira de la manga
intentando arrastrarle para que le defienda. El Ufano caballero, claro está,
sólo ve a Policarpo haciendo unos curiosos aspavientos y hablando solo.)
UFANO
¡Vaya! Se ve que los golpes
que le he dado le han vuelto un poco loco.
TANCREDO
No puedo ayudarte. ¡Te tomará
por loco!
POLICARPO
(Quitándole el bastón al Ufano
señor.) Pues
espera, que voy a darte un poco de mi locura. (Le persigue.)
UFANO
¡Eh! ¡Caballero! Esto no es
noble lid. (Se persiguen los tres por la escena.) Ven aquí, bastón, ven
aquí.
POLICARPO
(Va atizando golpes a
Tancredo.) ¡Toma
locura, toma locura, toma locura!
UFANO
(Que prosigue con su
lastimera queja.)
¡Ven bastoncito! Vuelve de una vez. ¡Ven te he dicho, y deja a ese impertinente
señor!
TANCREDO
(Que se ha hartado de
recibir golpes, le quita a Policarpo el bastón y empieza a perseguirle y a
devolverle un poco de locura.) ¡Yo estoy loco, pero no voy a ser el único!
¡Aprendiz de brujo!
UFANO
(Que interrumpe sus quejas al
ver que el bastón viene volando sin nadie que lo sujete.)
¡Que viene! ¡Y volando! ¡Y nadie lo sujeta! ¡Esto es magia! (se persiguen los
tres a la inversa.)
¡Brujos! ¡Socorro! ¡No vengas!
¡No vengas! ¡No vengas! (se para y mira hacia atrás.) ¡No vengas te he
dicho! (Se va. Paran Tancredo y Policarpo de perseguirse.)
TANCREDO
¡Bueno! Espero que con esto
hayas aprendido quién es el brujo y quién el aprendiz.
POLICARPO
Lo que yo he aprendido es que
ya está bien de tanta farsa y de tanta brujería. ¡Me voy con mi tatarasobrino!
Adiós Tancredo.
TANCREDO
Pero Policarpo ¡No te irás a
marchar ahora que funciona el hechizo y que podemos volver a las viejas glorias,
a la fama y admiración de todos.
POLICARPO
¡Ni hablar! ¡Mi espalda no
aguanta otra sesión de vanidad como la de hoy! ¡Me marcho!
TANCREDO
(Con retintín.)
Policarpus ya no es brujo, quiere hacerse escaramujo.
POLICARPO
El terquedo de Tancredo es "brujó"
de medio pelo.
TANCREDO
Te vas a convertir en un
viejo.
POLICARPO
Y tú en un conejo. (Saca
la varita para convertirle en conejo, le amenaza con la varita y sale
persiguiéndolo.)
T
E L Ó N
SEGUNDO ACTO
(La escena es en un animado
parque, que bien podría ser el Retiro madrileño o cualquier otro, con gentes que
pasean y miran los curiosos tipos que allí concurren. En una de las esquinas hay
un vejete que se afana, con una cuantas maderas, en construir un pequeño
armatoste. ¡Uch! Es un poco torpe, como podéis ver, pues se le acaban de caer
todas las tablas al suelo. Pero al fin lo consigue... así. Y ahora se encarama,
no sin esfuerzo, y se pone de pie encima de su pequeño tabladillo ¡Chist!
callaos ya, lectores y paseantes, pues carraspea para decirnos algo.)
TARIMO
¡Gracias! (Haciendo las
reverencias propias de un éxito en la actuación.) Estoy muy agradecido.(Baja
entonces del estrado y aplaude, echa un ramo de flores, etc.) ¡Bravo!
¡Bravo! ¡Genial! ¡Qué gran poeta! (Sube.) No me lo merezco (Baja.) ¡Bis!
¡Bis! ¡Tarimo, el público te exige una nueva actuación! ¡Bravo! ¡Bis! (Sube.)
Está bien. Accedo a los deseos del Respetable. (Y erguido sonríe, esperando
que el público venga a contemplar este nunca visto espectáculo. La gente se
arremolina, con curiosidad.)
- ¿Pero qué ocurre?
- Menudo alboroto está
usted montando.
- ¿Qué hace usted? ¿Vende
algo?
TARIMO
¡Ah, amigos! ¡Han llegado
ustedes a la ovación final, al aplauso entusiasmado del público ante tan bella
representación. ¡El espectáculo ha terminado por hoy!
- Pues vaya cosa
- Vámonos, anda. (Etc.,
comenta la gente disgustada.)
TARIMO
(Se baja y ríe con risa
forzada.) Jo, Ja,
Ja. ¡Mira a esta gente que se marcha! ¡Qué ignorantes! ¡Se van a perder lo mejor
del espectáculo!
- (Enfadado.) ¿Pero
no ha dicho que se había acabado esto por hoy?
TARIMO
(Sube.)
Sí. Pero hoy es ...la gran genialidad. ¡El espectáculo se representará al revés!
Y tras el aplauso final, viene ahora el desenlace; para empezar, por último,
con la introducción.
- Este señor está loco.
- De atar.
- Como un cencerro.
TARIMO
(Baja.)
Querido señor, los cencerros no se atan.
- Pero bueno , déjese ya
de tanto subir y bajar y empiece.
TARIMO
Tch, tch, hoy todo va al
revés: "Y acabe".
- ¡Con mi paciencia es con
lo que va a acabar!
TARIMO
Y también con su ingenio. ¡Qué
poco originales son sus quejas!
- ¿Cómo? ¿Qué se ha
creído?
TARIMO
Lo que yo he "veído".
- Esto es indignante.
TARIMO
Más bien indigente.
- Es usted demente.
TARIMO
¡Muy bien! ¡Ha aprendido la
rima!
TODOS
Vámonos, basta de perder el
tiempo, etc. (hacen amago de irse.)
TARIMO
¡Por fin! ¡Creí que no iban a
hacerlo nunca. ¡Ahora ya somos todos actores! Ustedes son las ovejas - “bee,
bee “- y yo, el pastor (saca un cencerro y lo agita.) ¡Vamos ,actúen!
Bee, es muy fácil.
- Bastante hemos
aguantado. ¡Qué tiempos! Está loco,... (etc.) ¡Vamos a llamar a la
autoridad! ¡Guardias! (Se van.)
TARIMO
¡Ah! Y por último la
presentación de la obra: Los Borregos. En el papel de pastor, yo, el Gran Tarimo.
Y como ovejas, todos ustedes querido ya-no-público. La obra se representará al
revés y por eso habrá de ser un exitoso fracaso.
(Se acerca
Tancredo, silbando tan tranquilo, con las manos en los bolsillos. Como si a él
no le viera, empieza a hurgar en el pequeño zurrón que Tarimo lleva colgado.
Tarimo se queda estupefacto ante la desfachatez de este recién aparecido sujeto,
que con tanta naturalidad acaba de sacar la manzana que tenía reservada para su
cena y, lo que es peor aún, ¡se la come!)
TARIMO
(Irónico.)
¿Está buena?
TANCREDO
Para ser una manzana, no está
mal. (Cae en la cuenta.) ¿Cómo? ¿Me ve? ¿Cómo me ve?
TARIMO
Es una de mis especialidades
favoritas: ver a la gente.
TANCREDO
Es que a mí la gente no me
puede ver
TARIMO
(Malhumorado.)
Y a mí la gente no me puede ni ver.
TANCREDO
Es que yo tengo un hechizo...
TARIMO
Claro, y yo un encanto
especial. (Y, enfadado, le da un golpe, que hace que Tancredo caiga desmayado
al suelo. Pero ¡horror!, ve Tarimo entonces a un guardia que se había acercado
sigilosamente y, claro, lo habrá visto todo.)
TARIMO
¡Lo que faltaba! Guindilla de
postre. ¿Me va usted a detener, señor porrigorri?
AGENTE
A estas horas no me detengo ni
a mí, y menos por lo que me digan cuatro paseantes endomingados de un chorlito.
¡Y soy un agente!
TARIMO
¿Y a un señor pacente
le de igual que haya hecho tañer la campana de este sujeto?
AGENTE
Me da igual que pases la mona
que tienes hablando solo.
TARIMO
¿Cómo que solo? ¿Pero no ve a
ese ahí tirado? ¡Pues he sido yo!
AGENTE
Borracho.
TARIMO
Deténgame.
AGENTE
Por tu cara.
TARIMO
Por la suya.
AGENTE
¡Más respeto!
TARIMO
Por mi cara.
AGENTE
¡Así me gusta! ¡Y yo no
detengo a nadie por imaginaciones, aunque esté enojado.
(Se va el señor
agente de Heno, ante la incapacidad de seguir el diálogo.)
TARIMO
¡Claro está, señor pacente...
de heno. (Cae en la cuenta de que aún está Tancredus a su lado, con el golpe
que le ha dado.) ¡Eh!, amigo. Despierta ya, (le da pequeños cachetitos
para que se despierte.)
TANCREDO
(Abre los ojos casi sin darse
cuenta. Salta y da un grito.)
¡Matabrujos! (Sale corriendo.)
TARIMO
Tranquilo hombre. (Detrás
de él.) Además, tienes que decir: ¿dónde estoy? ¿quién soy? (Imitando los
despertares de los golpes.)
TANCREDO
(Aún un poco aturdido)
¿Quién estoy? ¿Dónde soy?
TARIMO
Un brujo.
TANCREDO
¡Eso lo soy yo!
TARIMO
No, tú. Y además un genio. ¡Y
tienes un hechizo especial!
TANCREDO
Sí, y me duele mucho
(Tocándose el "hechizo" que ha recibido en la cabeza. la verdad es que, por
culpa del mamporro, no se está enterando de nada.)
TARIMO
Déjate de bromas y olvida eso.
¿Cómo haces para que nadie te vea...? (Le interrumpe la frase este repentino
murmullo de gente que ahora escuchamos.) Mira. Demuéstramelo otra vez
delante de toda esa gente: que no te vean.
TANCREDO
(Que sigue dando tumbos, como
borracho y hablando también como tonto o borracho.)
Claro, desaparezco de escena. (Yéndose.)
TARIMO
¡Pero ven! ¿No ves que si te
vas no ven que no ven? ¡Ven de una ven, digo vez! (Esto lo dice
arrastrándole.)
- Ya está el pobre viejo
haciendo de las suyas.
- Incorregible.
- Como siempre.
TARIMO
No, señores, hoy tengo una
actuación especial que mostrarles, mejor dicho, que ocultarles: él (señalando
a Tancredus.)
- Será un don Nadie.
- Lo de todos los días.
- Vámonos.
- Además, hoy no llueve.
TARIMO
¿Cómo? ¿No le ven?
- Sí hombre, si esto está
ya muy visto.
TANCREDO
Veo ovejas.
TARIMO
Pues nuestro actor ve ovejas.
- Ya estamos.
- Siempre igual.
- ¿Tiene complejo de
pastor?
TANCREDO
¡Que se van las ovejas! (Da
una colleja a uno de los que se marchan.)
- Eh, hombre, ya está
bien.
TARIMO
(Con su fino bastón.)
Voilá, yo no he sido.
TANCREDO
Puf; Puf; Puf; Puf. (Va
dando golpes a distintas personas del público.)
- ¿Pero qué te has creído?
- ¡Vaya barbas de chivo!
- Se ríe y se ríe.
TARIMO
Más bien me he reído.
- ¡Y que sigue y que
sigue!
(Todo esto es un gran alboroto
de gente indignada que recibe golpes por doquier y burlas y risas por Tarimo. Se
dirige el público al "teatrillo" de Tarimo y empieza a derruirlo.)
- ¡Fantoche!
- ¡Tremoche!
- Zoquete.
- Truhán.
- Patán.
- "Loquete".
- Y con esto acaba la
noche.(Coge una de las tablillas y la intenta tirar al suelo. Pero está
Tancredus en medio y no puede moverla. Una y otra vez lo intenta y asombrado
mira qué habrá.)
- Aquí hay algo que no
veo. ¡Ay! Que la locura debe de ser contagiosa.
- Pues la locura no se
cura.
- No, la frase no es
correcta. Se dice: "La locura no es segura."
- (Otro apostilla.)
"La locura es la cordura".
- No: "La locura el mal te
augura."
- ¡La cordura es la
ternura!
- ¡La ternura es carne
dura! ( Y se van todos sentenciando sentencias sentenciosas. Quedan en escena
Tarimo, que ha visto feliz todos los acontecimientos; y Tancredus, en el suelo,
recuperándose de los golpes y mirando con asombro a la gente que se marcha.)
TARIMO
¡Oh! ¡Que bello éxito! ¡Qué
gran espectáculo! ¡Será un auténtico triunfo, ya lo verás!
TANCREDO
Pero están todos como cabras.
TARIMO
¡Como ovejas diría yo!
TANCREDO
Por eso no hay quien me vea.
TARIMO
Ese es tu secreto, ¿eh? Pero
entonces... ¡quién nos va a ver? Va a ser el éxito desconocido.
TANCREDO
Y yo ya estoy cansado de tanto
golpe y tanto desconocimiento. Tres siglos de vagar es mucho tiempo. Me voy a
asentar la cabeza.
TARIMO
¡Siempre hay tiempo de asentar
la cabeza!
TANCREDO
Pues el tiempo es éste. Ya no
quiero mas andanzas ni aventuras. ¡Quiero ser una persona normal!
TARIMO
¡Ah! ¡Oh! ¡Uh! ¡Horror! ¡Te
estás contagiando!
TANCREDO
¡Eh! ¿Qué ocurre? ¿Dónde
estoy? ¡No tengo pies! ¡Ni brazos! ¡No me veo!
TARIMO
Claro, te has ovejizado.
(Aparece en escena
Policarpus, pobre viejo decrépito sentado en una silla de ruedas con la
correspondiente manta a cuadros sobre las rodillas. Un señor monótono empuja
monótonamente la silla.)
POLICARPO
¡Eh! ¡Tancredus! ¡Tancredus!
(Lo dice señalando a Tancredus. Mientras tanto Tarimo se halla enfrente, un poco
aparte.)
NIETO
Tranquilo, abuelo. ¿Qué te
pasa?
POLICARPO
¡Ahí está Tancredus! ¡El
compañero que te dije!
NIETO
(Que actúa en todo momento muy
comprensivo con las locuras de su tatarabuelo.)
Ah, sí, claro el brujo. (A Tarimo.) Usted perdonará las voces, pero con
la edad...
TARIMO
Lo comprendo perfectamente.
POLICARPO
¡Pero si está ahí! ¡Ven
Tancredus! Este maldito tataranieto no me cree.
TANCREDO
¡Pero qué bien te veo,
"abuelito"!
POLICARPO
Déjate de tonterías y sácame
de aquí. ¡No hay quien de un paseo como antes!
NIETO
¿Quieres dejar de llamar la
atención con tus tonterías? Además, ¿qué pensará este señor? Te tratamos muy
bien en casa.
POLICARPO
¡No le hagas caso, Tancredus!
No puedo salir de este trasto, me dan unos brebajes horribles y nadie me cree lo
que digo.
NIETO
(Dirigiéndose a Tarimo)
Pero, ¿cómo quiere que le creamos si no hace más que hablar solo?
POLICARPO
¡Sapos y azufres! Digo la
verdad.
NIETO
¿No te da vergüenza? ¡Deja ya
ese lenguaje de brujas!
POLICARPO
Brujo. ¡Soy un brujo! ¡Por el
palo de mi escoba! ¡Lo he dicho mil veces!
TARIMO
(Siempre con esa ironía que le
permite reírse de todo el mundo.)
Desde luego, tiene toda la pinta.
NIETO
¡Usted si que no pinta nada en
este asunto!
TARIMO
Yo no, pero él sí.
(Señalando a Tancredus.)
NIETO
¿Él? ¿Quién?
TARIMO
Pues él, Tancredus.
TANCREDO
Hasta un tonto me vería.
POLICARPO
¿Lo ves Tatarapatán? Lo dice
todo el mundo: ahí está Tancredus.
NIETO
¿Me toma usted por tonto?
TARIMO
Yo no diría tanto.
NIETO
No, claro. Dice tonto. Esto es
lo que me faltaba por ver.
TANCREDO
No, lo que le falta por ver
soy yo.
POLICARPO
¡Pero no lo entiende,
Tancredus!
NIETO
¡Claro que lo entiendo! Esta
senectud... ¡A dónde fuimos a parar! ¡Adiós!
TARIMO
El señor Tancredus me dice que
hasta la vista.
POLICARPO
¡Que me lleva! ¡Échale un mal
de ojo!
TANCREDO
No puedo: tú empeñaste el
libro.
POLICARPO
(Saliendo) ¡Pues
empéñate en desempeñarlo! (Se van. Quedan solos Tancredo y Tarimo.)
TARIMO
¡Si quieres cambiarle el
puesto...!
POLICARPO
¡Dios me libre! Que antes me
coma yo el caldero que meterme en esa vida.
TARIMO
Y así podremos seguir
riéndonos del mundo en sus narices... a ver si aprenden de una vez.
TANCREDO
Y si no aprenden ¿tú crees
que nos aguantarán ya por más tiempo?
TARIMO
No lo sé. Pero por si acaso,
hagamos una última burla y vayámonos de aquí.
(Y se burlan; y se van.)
TELÓN
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