NARRADOR:
En el mismo corazón de Nueva York, en ese mismo momento en que la oscuridad
parece que se bate en retirada ante la llegada de las luces del nuevo día,
en ese incomparable marco natural, mientras en su cabeza resonaban aún los
gritos de la última víctima que perecía atropellada bajo los neumáticos de
esos engendros automatizados llamados bicicletas, SAM FERGUSON, rebasa el
último semáforo, entra en el edificio, saluda a Jimmy (el viejo portero),
pulsa el botón nº 34 del ascensor, mientras consulta su reloj –un auténtico
Rolex de oro water resistant- y se da cuenta de que son las 8:00 en punto de
la mañana de un día cualquiera del verano de 1952. El ascensor ha llegado a
su destino y SAM FERGUSON entra en su despacho.
SAM FERGUSON:
Molly, ¿tenemos algo para hoy?
¿Señor Mangosta? Sí, he oído
hablar de él y no bien precisamente. Creo que es el Presidente de la Crom
Flakers Corporation.
¿Cómo? ¿Qué volverá dentro de
cinco minutos? Bien mientras tanto prepárame un informe, deseo saberlo todo
sobre él.
Y cuando venga, no te olvides
de hacerle esperar, conviene colocarle en una situación de inferioridad.
SAM FERGUSON:
¡¡Menuda pieza!! ¡¡Qué querrá ese tipo de mí!!
¿Si? ¿Ha llegado ya? Dile que
estoy ocupado, que pase dentro de 30 segundos.
JOHN MANGOSTA:
Mi nombre es J. Mangosta. Supongo que habrá oído hablar de mí, ¿no es cierto?
SAM FERGUSON:
Por supuesto, Sr. Langosta.
JOHN MANGOSTA:
Mi nombre es MANGOSTA, Sr. Ferguson, por bastante menos de eso hay gente bajo
tierra.
SAM FERGUSON:
Perdón Sr. Langosta, fue una broma estúpida por mi parte. Pero si quiere que
hablemos de algo importante, será mejor que dé unos centavos a este individuo
y que se largue.
JOHN MANGOSTA:
Este individuo es mi hijo.
SAM FERGUSON:
Oh!!! Lo siento de veras Sr. Mangosta.
JOHN MANGOSTA:
Mire Sr. Ferguson, en los últimos 30 segundos es la segunda vez que mete la
pata. Espero que a lo largo del tiempo que trabajemos juntos no lo vuelva a
hacer. ¿Queda claro?
SAM FERGUSON:
Oh!! Sí claro, bastante claro.
Bueno y usted dirá en qué puede
servirle una compañía de publicidad a un hombre como usted.
JOHN MANGOSTA:
Bien, no sé si usted está al corriente de como se desarrolla el mercado en el
sector en el que yo me muevo, pero lo que sí le puedo decir es que en el
último año, nuestras ventas en el extranjero han disminuido mucho y yo estoy
dispuesto a recuperar el terreno cedido a nuestra competencia.
Verá, yo necesito una
plataforma política desde la que podamos lanzar nuestros productos al
exterior. En el fondo lo que necesito es un hombre de mi total confianza en el
Senado de los E.E.U.U. Necesito un Senador.
SAM FERGUSON:
Lo siento Sr. Mangosta, pero creo que se ha equivocado de sitio. Esto es una
agencia de publicidad y por eso nosotros no podemos servirle en nada.
JOHN MANGOSTA:
Vamos, Sr. Ferguson, yo sé que esta es la mejor agencia de publicidad de los
E.E.U.U.
SAM FERGUSON:
Le repito que creo que se ha equivocado de sitio.
JOHN MANGOSTA:
Sr. Ferguson, todo hombre tiene su precio. ¿Cree usted que el suyo cabrá en
este cheque?
SAM FERGUSON:
Bueno… la verdad es que…
JOHN MANGOSTA:
¿200 millones de dólares?
SAM FERGUSON:
Es que…
JOHN MANGOSTA:
250 millones y no se hable más.
SAM FERGUSON:
De acuerdo, de acuerdo, pero para conseguirlo necesita tres cosas: amigos,
dinero y la persona de confianza.
JOHN MANGOSTA:
Amigos lo tengo, dinero creo que también…
SAM FERGUSON:
¿Y la persona de confianza?
JOHN MANGOSTA:
La persona de confianza ya la conoce usted.
SAM FERGUSON:
¿Sí? ¿Quién es?
JOHN MANGOSTA:
Mi hijo.
SAM FERGUSON:
¡¡¿Su hijo?!!
JOHN MANGOSTA:
Sí, mi hijo, ¿hay algún problema?
SAM FERGUSON:
Bueno, veremos qué es lo que podemos hacer. De todas formas lo consultaré con
mis dos colaboradores que están al caer.
JOHN MANGOSTA:
¿Cuándo podemos empezar el trabajo?
SAM FERGUSON:
Bueno…, yo creo que esta misma tarde. Usted si quiere puede marcharse, y el
chico si quiere puede quedarse fuera esperando.
Se estrechan la mano SAM FERGUSON y
JOHN MANGOSTA al tiempo que se despiden.
Entran JOE Y TIM riéndose del
chaval.
JON:
Buenos días, ¿ha visto las pintas que trae el chaval de ahí fuera?
SAM FERGUSON:
Bueno chicos, ¿cómo ha ido todo este fin de semana?
TIM:
Mire, jefe, la verdad es que no demasiado bien. ¿Recuerda aquel negocio de
producción de corbatas de seda para niños, en el que intervinimos? Pues todo
parecía que iba sobre ruedas, hasta que el jueves pasado por la noche se
incendió la fábrica. No se ha salvado nada. Un desastre.
JON:
Y ¿se acuerda de las islas Margaritas? Aquellas a las que nosotros dimos
publicidad por su proximidad a los bancos de perlas verdaderas. Pues ya
estaban completos 40 autobuses de ancianos y pensionistas, cuando de repente
el puente se nos hunde. ¡¡Esto es increíble!!
SAM FERGUSON:
Bueno chicos, no hay porqué preocuparse. Tengo el negocio que estábamos
soñando.
JON:
Sí, como el famoso negocio de los zapatos para los keniatas, que andan
descalzos.
SAM FERGUSON:
No muchachos, esta vez la cosa será diferente. Tenemos en juego 250 millones
de dólares.
TIM:
¿¿250 millones de dólares?? ¿Te das cuenta de lo que podríamos hacer con ese
dinero, Joe? Tú podrías comprar a tus hijos el dichoso Porche.
JON.
Oh!! Sí, y tú podrías irte al norte, con tu querida Rosary, y compraros un
gran rancho con un buen montón de reses.
SAM
FERGUSON: Muchachos, debemos conseguir
que una persona llegue a ser senador de los E.E.U.U.
JON:
¿Senador de los E.E.U.U.? ¿y quién es esa persona?
SAM FERGUSON:
El chico de ahí fuera.
TIM:
¿Ese chico?
SAM FERGUSON:
Sí, el mismo.
JON:
Pero jefe ¡¡eso es imposible!!
SAM FERGUSON:
Vamos chicos, ¿no recordáis cómo conseguimos vender las 300 toneladas de
alfalfa como alimento ideal para saltar altura? ¿Acaso se os ha olvidado cómo
conseguimos meter en la final del campeonato del mundo de boxeo a aquel chico
que era un auténtico saco de patatas?
TIM:
Sí jefe, pero una cosa es trabajar para conseguir imposibles, pero otras es
hacer milagros.
SAM FERGUSON:
Muchachos, sé que lo que os estoy pidiendo es difícil, pero esta vez… Nos
jugamos 250 kilos.
Os presentaré al chaval.
¡¡Molly!! Dile al chico que
pase.
TIM:
Hoa muchacho, me llamo Tim ¿y tú?
John M Jr:
Me llamo Jony Mangosta. No te preocupes si se te olvida, porque no tienes
porqué recordar un nombre tan vulgar como el mío.
TIM:
¡¡BUUFFFF!!
JON:
¿¿Así saludas??
SAM FERGUSON:
Joe, enséñale como debe hacerlo.
JON:
Mira Johny, debes decir algo parecido a esto: Mi nombre es John William Stuart
Mangosta, recuérdalo porque dentro de pocas semanas estaré en lo más alto de
la política norteamericana.
¡Vamos! ahora practica con Tim
SAM FERGUSON:
Bueno, John, con el tiempo lo irás haciendo mejor.
¿Dónde naciste?
John M Jr:
En el hospital de la calle 57.
SAM FERGUSON:
Oh no!, Tim dile donde ha debido de nacer.
TIM:
Tienes que contestar de la siguiente manera: Yo nací es una pequeña casa que
mis padres tenían en una colina de Alabama, rodeado del verde de los campos y
del calor de los animales. Con ellos jugué de pequeño y de ahí me viene mi
afición por la naturaleza y por la caza. ¿No tendrás una foto de cuando
mataste aquel oso polar?
John M Jr:
Pero si eso es mentira.
SAM FERGUSON:
No importa, haremos un montaje fotográfico.
Le ponen una escopeta en la mano,
una cazadora verde y un gorro de caza. Levanta la pierna derecha como si
estuviese pisando la cabeza del oso polar.
SAM FERGUSON:
Ahora te haremos una foto dando un abrazo al General Eisenhawer.
SAM FERGUSON:
Bueno chico, te veo un poco metido en carnes. Te irás a dar un paseo con Joe y
Tim. Vete a pedir a Molly ropa de deporte.
El chico sale del escenario y se
quedan SAM FERGUSON, Joe y Tim.
SAM FERGUSON:
¿Cómo lo veis?
TIM:
La verdad es que queda poco para la campaña electoral y tendremos que trabajar
duro, pero…
JON:
Ya os decía yo, que tras esos ojo s de carnero moribundo le veía brillar una
pequeña chispa de inteligencia. Creo que lo conseguiremos.
En esos momentos SAM FERGUSON sale
del escenario y John entra vestido con un chándal, una toalla en el cuello y
unas zapatillas de deporte.
John M. Jr:
Esto preparado para ese paseíllo. Cuando vosotros queráis.
Salen los tres del escenario y el
tramoya pone dos sillas juntas a modo de asientos de delante de un coche.
Entran los tres, TIM conduce el coche, JON es el copiloto y mientras tanto,
John M. Jr corre a la misma velocidad que el coche haciendo gestos de sofoco.
Tras parar el coche, Tim y Jon bajan del coche y le hacen señas para que se
disponga a hacer flexiones. TIM se pone de rodillas junto a John M. Jr y le va
contando al tiempo que le anima. Al cabo de unos segundos, se levantan y se
abrazan haciendo gestos de alegría.
*Desde que empieza el deporte, hay
música a volumen medio (A ser posible la de Carros de fuego).
Salen del escenario y el tramoya
mete el trípode con la pizarra.
Entran John M. Jr, Tim y Jon. TIM
empieza a dibujar unas gráficas de economía al tiempo que se las comenta (John
M. Jr en esta ocasión entra en escena sin la ropa de deporte). Mientras JON le
toma medidas de la espalda y del cuello, sale y vuelva a entrara con dos o
tres americanas y una corbata y se las coloca.
*Fin de la música al tiempo que
terminan con las gráficas y con la entrada en el escenario de SAM FERGUSON.
SAM FERGUSON:
Johny, parece que esto lo has aprendido bien y rápido, pero la campaña
electoral se acerca y con este motivo hemos concertado una rueda de prensa
para mañana. Vamos a practicar.
JON:
Debes tener en cuenta que los periodistas se te echarán encima y te harán
preguntas como esta: ¿qué opina de la política exterior de su rival Winston
Marshall?
John M. Jr:
Bueno, pues la verdad es que no la conozco.
TIM:
¡¡No!! Jamás debes decir algo así. Tendrás que contestar algo con fuerza, con
personalidad algo parecido a esto: no me importa la campaña de mi adversario,
yo tengo la mía propia.
JON:
Otra pregunta podría ser: se dice que los habitantes del sur de nuestro país
lo están pasando mal por las sequías que azotan la zona. ¿Qué opina al
respecto?
John M. Jr:
No me importan las sequías del sur, yo tengo las mías propias.
JON:
¡¡No!! Tienes que decir: si hay alguien que lo esté pasando mal viendo los
ganaderos y agricultores del sur sufriendo a causa de las sequías ése soy yo
¿queda claro?
John M. Jr:
Sí, claro.
SAM FERGUSON:
Otra pregunta posible sería esta: Su más directo adversario ha declarado que
usted aún no está capacitado para desempeñar el cargo de senador por su
extremada juventud, ¿qué tiene que decir al respecto?
John M. Jr:
Que ese hombre es un… bocazas.
SAM FERGUSON:
Escucha bien John, jamás debes atacar al contrario aunque te tire un cebo para
que muerdas el anzuelo.
SAM FERGUSON:
Bueno, chico, ahora vamos a pasar al último apartado de tu formación. Vamos a
ponerte una película de tu más directo rival en su última campaña. Fíjate en
todos los detalles. ¿Estás listo? Tim, cuando quieras.
Para la escena de la película es
necesario poner el proyector de diapositivas es necesario poner el proyecto de
diapositivas frente al escenario. Con la luz encendida el que se encargue
pondrá la mano por delante y la moverá verticalmente con el fin de que la luz
pase entre dedo y dedo, como en las películas antiguas.
Película: Sale un tío que irá
haciendo las cosas que comenten los protagonistas, de manera que se vean bien
los gestos.
SAM FERGUSON:
Este es W. Marshall. Entra saludando con una sola mano para que no se la
descoloque la americana.
JON:
Fíjate que en ningún momento ha dejado de sonreír.
TIM:
Ahora comenzará a repartir alguno de sus programas.
JON:
Una vez repartidos, comenzará a comentarlos. Como ves es un programa
tripartito, por eso levanta tres dedos.
TIM:
Tras esto, levantará el brazo izquierdo y hará el signo de la victoria.
JON:
Ahora parece que alguien le pregunta lago y en su contestación hará otro buen
gesto. Observa cómo se quita las gafas como si arrojara un objeto. Dale marcha
atrás, por favor. Como si arrojara un objeto. (Se repite otra vez)
SAM FERGUSON:
Ahora quiero que prestes atención a otra cosa. Todo lo estaba haciendo
perfecto hasta que cometió un terrible error: observa como se lleva un
instante la mano a la nariz. Esto le valió 250.000 votos.
SAM FERGUSON:
Bueno Johny, ya te hemos enseñado todo lo que sabemos. A partir de ahora
estarás tú solo y dependerás de ti mismo. Ahora realmente se verá si vales o
no vales. ¿Está claro muchachito?
John M. Jr:
De acuerdo, Sam, tengo que reconocer que me has enseñado mucho. Ya no soy
Johny Mangosta, sin que soy John Williams Stuart Mangosta, y por ese motivo no
consentiré que a partir de ahora ni tú, ni Jon, ni Tim y ni tan siquiera mi
propio padre, me hable en ese tono ¿Queda claro? Nos veremos mañana en la
rueda de prensa.
SAM FERGUSON:
¿Qué os ha parecido?
JON:
Se puede decir que hemos triunfado.
TIM:
Yo desde luego le voto.
SAM FERGUSON:
Yo también.
Salen los tres del escenario, y al
tiempo que el volumen de la música va subiendo, aparece John M. Jr. Con
americana y corbata, con gafas de sol, engominado, andando muy despacio y
haciendo que está contestando a las preguntas de la rueda de prensa. VA
repitiendo todos los gestos de su adversario (manos, gafas, victoria,
sonrisas, programas,…)
Se baja un poco el volumen y desde
fuera del escenario se lee este discursito con el que acaba el número:
NARRADOR:
John Williams Stuart Mangosta: Senador de los E.E.U.U. en el período
1952-1956. Será recordado durante mucho tiempo como el mejor representante del
estado de IOWA por la prosperidad y el clima de verdadera justicia que
acompañaron esos años. Nunca se olvidarán en esta tierra su figura sencilla y
honesta pero a la vez enérgica y audaz cuando era necesaria.
Inflexible en todo momento a las
presiones de su padre (que acabó entre rejas), muere en plena juventud, cuando
parecía imparable en su carrera al sillón presidencial de la Casa Blanca.
John Williams Stuart Mangosta, un
ejemplo a seguir.
TELÓN
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