El mejor regalo
breve y enmarañada historieta sobre la Nochebuena para treinta actores

 

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PERSONAJES

Presentador

Narrador 1

Narrador 2

Narrador 3

Narrador 4

Narrador 5

Narrador 6

Narrador 7

Narrador 8

Narrador 9

Narrador 10

Voz de Dios

Abuelo

Nieto mayor

Nieto segundo

Nieto Mediano

Nieto Pequeño

Nietecito

Arcángel 1 (San Gabriel)

Arcángel 2 (San Rafael)

Arcángel 3 (San Miguel)

San José

Posadero de Belén

Vecino de enfrente 1

Vecino de enfrente 2

Vecino de arriba

Pastor 1

Pastor 2

Pastor 3

Pastorcillo

 

DESARROLLO DE LA OBRA

 

ACTO 1

Narrador 1    Hace mucho tiempo...

Narrador 2    En realidad no tenemos ni idea de hace cuándo ocurrió.

Narrador 1    Hace algún tiempo, en un lugar llamado La Coruña...

Narrador 2    ¡Ejem! Ha querido decir A Coruña

Narrador 1    Hace algún tiempo, en... esta ciudad, en casa de una tal familia Hernández Rey, el abuelo y sus cinco nietos estaban colocando el Nacimiento.

Narrador 2   Todos los años ocurría lo mismo: el abuelo ponía el Belén, y los chicos, sin darse cuenta, conseguían estorbar y romper las figuras más que ayudar. Veamos lo que pasó.

Abuelo           A ver, niños, ¡poned esos pastores ahí!

Nieto mayor          Y los ángeles... ¿dónde los ponemos?

Nieto pequeño     A éste se le ha roto un ala...

Nieto chulito        ¿Se le ha roto? ¡Menudo morro! ¡Se la has roto tú!

Abuelo                   Quietos, ¡parad! Estos vamos a reservarlos para ponerlos adorando al Niño, y ése ponedlo con los pastores.

Nietecito               Y los ángeles... ¿existieron de verdad?

Nieto mayor         Claro, inculto, y siguen existiendo.

Nieto pequeño     Pues yo todavía no me he encontrado ninguno

Nieto mediano      Oye, abuelo, ¿y quién es el jefe de los ángeles?

Abuelo                  Pues quién va a ser... ¡Dios!

Nieto pequeño     ¿Y por qué tenemos que reservar tantos ángeles para que estén con el Niño Jesús?

Abuelo                  Porque el Niño Jesús es Dios, que se hizo Hombre.

Nietecito               ¡Cómo! El Niño Jesús, que es más pequeño que yo, ¿manda a todos los ángeles?

Nieto chulito        Abuelo, es que este enano no tiene ni idea. ¿Por qué no le cuentas la historia desde el principio, como nos la contaste a nosotros el año pasado?

Abuelo                  A ver, si os calláis os la cuento. Ocurrió un día, hace muchos, muchos años...

Nieto mayor         Hace justo ahora dos mil años...

Abuelo                  Pues eso, hace dos mil años, en un país llamado Palestina...

Nieto mediano     Pero abuelo no te enrolles mucho, que si no la historia es súper aburrida.

Nietecito               Oye, abuelo, y la historia ¿es de miedo?

 

ACTO 2

 

 Narrador 3          Mientras el Abuelo ponía su típica cara de resignación, por las constantes interrupciones de sus nietos, de pronto aparecieron dos ángeles que entraron no se sabe bien por dónde.

 Narrador 4          El Abuelo y los chicos se quedaron mirando a los dos ángeles con cara de pez, con la boca bien abierta.

Angel S. Gabriel   Como ya os podréis imaginar, si siguiéramos escuchando al Abuelo y a sus inquietos nietos, esta historia sería interminable...

 Angel S. Rafael    Por eso, el arcángel Gabriel y yo os vamos a contar la historia abreviadamente, para que no se duerma nadie...

 Nieto pequeño     ¡Caramba! ¡Los ángeles existen de verdad!

 Nieto chulito        ¡Lo ves: ya te lo dije, pero como nunca te enteras de nada!

 Nieto mediano      ¡¡¡Pppssss!!! ¡¡Silencio!! ¡que no se han dado cuenta de que les estamos espiando!

 Angel S. Gabriel   Sí, tenéis que estar muy atentos, porque ésta es la historia más importante que hayáis podido escuchar...

 Angel S. Rafael    Pues eso, vayamos al grano.

 Angel S. Gabriel   Pues el grano es que hace dos mil años, había una pareja joven que vivía en Nazaret.

 Angel S. Rafael    Se llamaban José y María.

 Angel S. Gabriel   José era carpintero y María estaba esperando el nacimiento de su hijo. Un día, cogieron un burro y se pusieron de camino hacia Belén, que era el pueblo de sus familiares.

 El Nieto mayor     Abuelo, chavales: vamos a escondernos, para que no nos descubran, que esto se está poniendo emocionante.

 Narrador 3             Entonces, mientras el abuelo y los nietos se marchaban de puntillas, de repente apareció un tercer ángel en la casa: ¡el mismísimo Arcángel San Miguel!

 Narrador 4             Con tanto ángel por medio, la casa de los Hernández Rey parecía el mismo cielo.

 Angel S. Miguel  Pero no os dais cuenta de que, si resumís tanto, os cargáis la historia y los padres no la entienden: tenéis que explicar por qué fueron a Belén, ya que no era un viaje de vacaciones ni de turismo, sino porque el Emperador de Roma quiso saber el número de los súbditos, y mandó que se hiciera un censo.

 Voz de Dios          Arcángel Miguel, si no explicas eso bien, los padres no lo entenderán.

 Angel S. Gabriel   Claro, Señor, viene aquí éste de listillo... Siempre está corrigiéndonos todo lo que hacemos mal... Y no se da cuenta de aquí, jefe, jefe, sólo hay uno, y ese eres Tú.

Voz de Dios          Bueno, bueno, seguid con la historia y no os enfadéis.

Angel S. Rafael    ¡A ver Miguel cómo explicas ahora lo del censo!

Angel S. Miguel  Pues era una lista que se hacía por ciudades de todas las personas, para saber cuántos habitantes tenía en total el Imperio Romano.

Voz de Dios          No sólo era para eso, Miguel: así el emperador también podía cobrar mejor los impuestos a todos.

Gabriel y Rafael    (Mirando a S. Miguel:) ¡Pero qué listillo eres!

 

ACTO 3

 

Narrador 5             Mientras los ángeles discutían y el abuelo y sus nietos espiaban escondidos, de repente ocurrió algo increíble: apareció el mismísimo San José en persona para poner orden.

 Narrador 6             Los nietos estaban totalmente maravillados y con la boca abierta, pues esta historia era mucho más chula que la que les contaba el abuelo todos los años. Era como diría nuestro profe... ¡Alucinante!

 San José                Pero vamos a ver... lo más importante de esta historia es que, cuando María y yo llegamos a Belén para apuntarnos en el censo, no encontramos sitio en la posada para dormir. Como la Virgen estaba a punto de dar a luz, yo me quedé muy preocupado...

 Posadero:              Mira José, siempre soy yo el que queda mal en esta historia. no te ofrecí sitio en la posada porque tu mujer iba a dar a luz y aquél patio, lleno de peregrinos, no era el mejor lugar para un parto.

 San José                Y me vas decir tú que el mejor sitio para que Dios viniera al mundo era un establo ¿no?

Posadero               Pensaba que alguno de vuestros familiares os acogería.

Angel S. Miguel  ¡Qué cara tienes! ¿Ves una mujer joven a punto de dar a luz, y no le cedes un rincón de tu propia casa? Anda calla, posadero, que estás en el cielo de milagro, y lo sabes bien.

Posadero               Porque me arrepentí y después conseguí una casa provisional para la Sagrada Familia.

San José                Eso es cierto, y muy de agradecer.

Narrador 7             Y por si fuera poco el lío que se había armado hasta el momento, sonó el timbre en la casa de los Hernández Rey: Ding-Dong.

Posadero               ¿Quién será a estas horas, San José?

San José                Abro yo, Posadero: no vaya a ser que se trate de alguien con apuros y no le dejes pasar.

Vecino 1                ¡Pero cuánta gente hay aquí! Esto parece la cafetería de la esquina.

Vecino 2                Hola, somos los vecinos de enfrente, que veníamos a echar una mano a montar el Belén. Usted debe ser el abuelo de los Hernández ¿no? Nos dijeron sus nietos que iba a venir hoy usted y...  Ya se ve que el Belén está a medio acabar.

San José                Pues la verdad es que no sé dónde andan vuestros amigos: id a ver por esa zona de la casa...

Vecino 1                ¡Pero después seguimos con el Belén! Es que mola mucho montarlo... Pero nuestros padres nunca lo hacen: dicen que no tenemos espacio, que no tienen tiempo para eso, que no se les da bien, y cosas así.

Voz de Dios          Arcángeles, subid para arriba. Y vosotros, San José y Posadero, acabad con la historia de una vez, que la estáis montando buena, y en la Tierra hay que ser más discretos.

Vecino 2                (Mientras se van marchando:) ¿Quién ha dicho eso? ¿No era la voz del abuelo?

Narrador 7             Y entonces –aunque parezca increíble- mientras los vecinos marchaban por el pasillo, sonó de nuevo el timbre de la casa: Ding-Dong.

Vecino 2                Mire, que soy el vecino de arriba y no puedo descansar con tanto follón como están armando. (Mirando al Belén:) ¡Anda! ¡qué Belén más chulo! ¿lo han hecho ustedes dos? ¿quieren que les eche una mano? Es mi especialidad... soy belenista aficionado, de los crean escuela.

 

ACTO 4

 

Narrador 8      Después de la Marimorena que se había montado en casa de los Hernández Rey, cabía esperar la visita de cualquiera, pero los que llegaron ahora, lo hicieron de golpe.

Narrador 9      Llegaron sin hacer ruido y sin tocar el timbre. Eran 4 en total: 3 hombres con pinta de brutos y un chiquillo. Tratándose de esta historia, no podían ser otra cosa que pastores.

Pastor 1           San José, que dice Dios que tenemos que acabar ya esta historia, que se está alargando demasiado: me ha pedido que baje a la Tierra para explicar lo de los regalos que os llevamos para el Niño Jesús, que es el final de la historia de la Nochebuena.

San José           (Mirando al Cielo:) Señor, y todo lo demás ¿nos lo saltamos?

Voz de Dios      Habrá que dejarlo para otro día.

Pastor 2           Resumiendo. Se nos apareció un ángel, un ángel de verdad

Pastor 3           Y nos dijo que tenía que darnos una noticia bomba.

Pastorcillo       Que había nacido nuestro Rey y Salvador.

Pastor 1           El ángel nos dio unas pistas, para que lo encontrásemos fácilmente.

Pastor 2           Cuatro pistas: una cueva en las afueras de Belén, una mula, un buey y un Niño envuelto en pañales... ¡Chupado de encontrar!

San José          ¿Y no os dijo nada de mí ni de la Virgen María?

Pastor 3          San José: estamos resumiendo. Entonces, cogimos y nos pusimos a pensar qué regalos podríamos llevarle.

Pastorcillo      Como en las fiestas de cumpleaños... No fue nada fácil elegir los regalos

Pastor 1          Yo le llevé leche y miel

Pastor 2          Yo una vaca en su sano juicio.

Pastor 3          Yo unas mantas de pura lana para la Virgen.

Pastorcillo      Y yo, como no se me ocurría nada y soy muy pequeño, le llevé todos mis Tazos de Poquemon.

Voz de Dios   Que fue el regalo que más me gustó, porque al principio pensaste en levar sólo los repetidos, pero al final, me levaste toda la colección, y eso fue lo que más ilusión me hizo.

Narrador 10 Y aquí acaba esta historia que os hemos contado muy resumidamente, porque la historia en verdad es mucho más larga y es la superhistoria más alucinante del mundo mundial. ¡Quién iba a decir que al Niño Jesús le molaban los Tazos!




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