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Lengua y literatura |
Comentario de texto:
"Romance del prisionero"
Que por mayo era por
mayo,
cuando
hace la calor,
cuando
los trigos encañan
y
están los campos en flor,
cuando
canta la calandria
y
responde el ruiseñor,
cuando
los enamorados
van
a servir al amor,
sino
yo, triste, cuitado,
que
vivo en esta prisión,
que
ni sé cuándo es de día
ni
cuándo las noches son,
sino
por una avecilla
que
me cantaba al albor.
Matómela
un ballestero ;
¡déle Dios mal galardón!
(Anónimo)
1.-
LOCALIZACIÓN
Es un poema completo,
concretamente un romance anónimo que pertenece al Romancero Viejo, también llamado Romancero Tradicional. Esta clase
de romances se ha transmitido oralmente desde
No pertenece al género épico
porque en él ni se cuenta casi nada ni se da una visión objetiva por parte del
autor, sino que todo va encaminado a presentar un estado interior, los
sentimientos del protagonista (yo lírico), condicionados por el estado de ánimo
que le produce la prisión en la que se encuentra. Se trata, por tanto de un romance lírico.
Domina la actitud interna intimista (subjetivismo lírico), conjugada con una
actitud externa (descripción del mes de mayo). En esta descripción se seleccionan
aquellos elementos que le interesan a la expresión de su estado de ánimo.
El punto de vista es el de la
primera persona central (el yo lírico es el protagonista y presenta su historia
sin ningún narrador intermediario)
2.- ARGUMENTO
El romance presenta una leve trama
argumental como sostén del sentimiento lírico que expresa. Este leve argumento
es el siguiente: en el mes de mayo, cuando crecen los trigos, florecen los
campos, cantan los pájaros y aman los enamorados, un prisionero, en oscura
celda, no participa de este esplendor de la primavera. Su único consuelo y su
único medio para distinguir el día de la noche es una avecilla ; la muerte
de ésta por un ballestero sume al prisionero en la soledad.
3.- TEMA
Aunque el poema es enormemente
sugerente, podemos establecer como tema el sentimiento de
tristeza, soledad y angustia de un prisionero ante la imposibilidad de
disfrutar en libertad de la belleza de la naturaleza y de los placeres del
amor.
4.- ESTRUCTURA
Nos encontramos ante un romance escena, porque nos presenta el
momento clave sin explicarnos causas ni consecuencias. Al no andar con
preámbulos, el poema gana en intensidad emocional.
Podemos distinguir cuatro núcleos
esenciales:
1.- (Versos 1-8):
descripción del mes de mayo (mundo exterior).
En el mes de mayo todo es alegría y vida: temperatura agradable, resurgimiento
de la naturaleza, amor.
2.- (9-12): lamento del
prisionero por su desdichada situación (mundo
interior). Estructuralmente, estas dos partes
son antitéticas por el contraste
entre la alegría de la primavera y la tristeza de la prisión.
3.- (13-14): nostalgia de la avecilla que aliviaba
las penas del prisionero.
4.- (15-16): maldición contra el asesino de la
avecilla, última esperanza.
El núcleo principal es el tercero
y a él se subordinan los otros tres, que sirven para explicarlo e ilustrarlo.
5.- ASPECTOS FORMALES
Nivel fónico
El romance que comentamos está compuesto por 16 versos octosílabos. Hay sinalefas en los versos
1,4,6,10,11,13,14 y 15; además observamos que todos los versos pares son oxítonos (la rima aguda acrecienta la
musicalidad del poema e intensifica el sentimiento de dolor que manifiesta el
personaje).
Se advierte que en el núcleo 1
(versos 1-8) y 3 (13-14) riman los pares en -or
en consonante, aunque se trate de un romance, mientras que los núcleos 2 y 4
riman en -ón, Comprobamos, pues, que la rima -or /-ón,, distingue los
dos momentos antitéticos del poema: alegría de mayo / tristeza del prisionero.
Este aspecto métrico refuerza la división estructural que hemos establecido en
el apartado anterior.
Es frecuente la repetición de
sonidos consonánticos y vocálicos en los versos, pero no tienen valor expresivo
de aliteración salvo en “cuando canta la calandria” con la
repetición de nasales, y en “responde el ruiseñor” con la repetición de la r.
Se sugiere el canto alegre de las aves.
Nivel morfosintáctico
En la primera parte, el poema comienza con un “ que” absoluto inicial ; es decir, un que sintácticamente “ incoloro”, sin otra función que la de dar
entrada inmediatamente al poema. Observamos, también, la utilización del
imperfecto en contraste con los presentes de la segunda parte. Recuerda el
comienzo de las narraciones y cuentos populares "Erase una vez..." La
repetición de “por mayo” destaca la
importancia de este mes como elemento encuadrador de la acción.
En el segundo verso el impersonal
“hace calor” se rompe con la
determinación de calor con el artículo "la", hoy con sabor de
arcaísmo.
El tercer y cuarto verso guardan entre
sí un paralelismo semántico (los trigos encañan- están los campos en
flor) y un quiasmo sintáctico
(sujeto-verbo / verbo sujeto). También los versos 5º y 6ºguardan entra sí una
relación paralelística (cuando canta la
calandria / y responde el ruiseñor). En los versos 7º Y 8º se rompe la progresión de los elementos bellos de la
naturaleza para pasar a una acción humana: el amor de los enamorados. En el
conjunto de esta parte hay que destacar, además, el valor anafórico del “cuando”.
Todos estos procedimientos de repetición
sirven para resaltar la fuerza lírica del poema y para dotarlo de un fuerte
sabor popular (no olvidemos que en la poesía popular las figuras de repetición
son claves con el fin de favorecer la memorización y la transmisión oral del
poema).
Otros aspectos interesantes son: la
ausencia de adjetivos, lo que supone una concentración en los sustantivos, la
reiteración del tiempo verbal de presente, que actualiza y vivifica el valor de
la bella naturaleza primaveral, frente al imperfecto del primer verso que
sumerge el romance en la lejanía de las narraciones populares.
En la segunda parte, nos encontramos, de entrada, con la conjunción
adversativa “sino”, sobre la que va a
reposar la oposición entre la bella naturaleza y la tristeza del prisionero, al
que se califica con los adjetivos “triste
y cuitado”. Este cambio brusco
resulta extraordinariamente expresivo por varias razones: en primer lugar, se
acentúa el contraste semántico con la parte anterior ; en segundo lugar,
hay que observar que en un poema con tan pocos adjetivos, los dos más
importantes están juntos, con lo cual recibimos la impresión de una tristeza,
una desdicha, emocionalmente más intensa. Si a esto añadimos que son casi
sinónimos (podemos hablar de gradación del sentimiento) y que, además, están
situados prácticamente en el centro “geográfico” del poema, está clara la
intención del autor por dar realce a estos dos sentimientos.
Los motivos de su tristeza son explicados por
dos oraciones introducidas por un “que”
con valor causal repetido anafóricamente
que realza, de nuevo, el dolor del prisionero. El valor durativo de “vivir”
agudiza el sentimiento de angustia que el lector siente por su estado; al mismo
sentimiento contribuye la repetición de “ni” y el quiasmo sintáctico de “ni
sé cuándo es de día / ni cuándo las noches son”. Quiasmo en el que, además,
sentimos el desgarro del poeta ante la imposibilidad de distinguir, en su
prisión, entre el día y la noche.
La tercera parte empieza del mismo modo que la primera: con un “ sino “ que ahora marca el contraste
entre la actual situación de aislamiento y la presencia, ya lejana en el
tiempo, del único consuelo que le quedaba: el diminutivo "avecilla"
tiene un valor afectivo. Llama la atención, también, en este verso, el valor del
imperfecto “'cantaba” en doloroso
contraste con el presente.
En la cuarta parte (15-16) destaca la anteposición del verbo al sujeto.
Al realzar el pretérito perfecto simple
(aspecto perfectivo que marca un antes y un después) se pone de relieve la brutal
acción que ha dado lugar al largo lamento del prisionero: la muerte del ave
supone la muerte de su única esperanza, la desaparición no sólo de su libertad
física, sino también de su libertad mental e, incluso, espiritual. El dativo ético “me”, que tiene un valor de proximidad emocional, hace más dolorosa
esa desaparición. No es extraña, por tanto, la exclamación imprecatoria del último verso, en la que se pone de
manifiesto toda la angustia del poema.
Nivel semántico
En este nivel son pocos los rasgos
nuevo que se pueden destacar. Se trata de un lenguaje sustantivo e inmediato,
sin metáforas. Precisamente en ello, reside la expresividad y fuerza emotiva de
este romance. Hay que destacar en el primer núcleo la relación semántica entre
los distintos elementos asociados al campo
semántico de mayo: primavera, calor, trigo, campos en flor, calandria,
ruiseñor, enamorados, amor. Todas las circunstancias positivas del “locus
amoenus” (paraíso), que connotan alegría, vida, amor, libertad. En el segundo
núcleo, hay una vinculación semántica antitética con la anterior: tristeza,
infelicidad, prisión, la oposición día-noche, sugieren, negativamente,
tristeza, soledad, angustia, falta de libertad para disfrutar de la vida y del
amor.
(Lógicamente, el poema puede dar
lugar a otras interpretaciones. El hecho de que se haya mantenido en nuestra
tradición literaria desde hace tantos siglos, es producto, precisamente, de la
múltiples y universales sugerencias que encierra en sus versos. Una de estas
interpretaciones puede relacionarse con un tema frecuente en la literatura
española del siglo XV: la cárcel de amor, el amor como prisión, como atadura,
esclavitud. Desde esta perspectiva, el poema se llena de significados
simbólicos y se convierte en una alegoría del amor imposible: la prisión podía
responder al tópico cortesano del amor como prisión y sufrimiento al no poder
el hombre, por cuestiones religiosas y morales, dar rienda suelta a sus
instintos amorosos.)
6.- Variaciones del mismo romance
Cabellos de mi cabeza lléganme al corvejón; los cabellos de mi barba por manteles tengo yo: las uñas de las mis manos por cuchillo tajador. Si lo hacia el buen rey, hácelo como señor;
si lo
hace el carc hácelo como traidor. Mas quién ahora me diese un pájaro hablador, siquiera fuese calandria, o tordico o ruiseñor: criado fuese entre damas y avezado a la razón que me lleve una embajada á mi esposa Leonor,
no de trucha ni salmón, sino de una lima sorda y de un pico tajador: la lima para los hierros y el pico para la torre. Oídolo había el rey,
mandóle quitar la p
BIBLIOGRAFÍA
1)
FERNÁNDEZ JEREZ, M.C.:
El Romancero, Madrid, Claves
Ciclo, 1989 2) DÍEZ BORQUE, J.M.: Comentario de textos literarios, Madrid, Playor, 1986 |