Sobre la existencia de Dios |
(EN CONSTRUCCIÓN)
- Dios "es". - Demostrar la existencia de Dios. Prueba desde la estructura metafísica del ente finito y el acto puro.
Hace unos años un alto
político de cierto país manifestaba a la prensa su entusiasmo por
una pintada en un muro que rezaba así: "Si Dios existe, ése es su
problema"; y rizando el rizo, apostilló: "existirá o no, pero a mí
que no me maree..."
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Pruebas de la existencia de Dios
Audiencia de
Juan Pablo II el 10 de julio de 1985
1. Cuando nos preguntamos: «¿Por qué
creemos en Dios?», la primera respuesta es la de nuestra fe: Dios se ha revelado
a la humanidad, ha entrado en contacto con los hombres. La suprema revelación de
Dios se nos ha dado en Jesucristo, Dios encarnado. Creemos en Dios porque Dios
se ha hecho descubrir por nosotros como el Ser supremo, el gran «Existente». |
Si
Dios no existiera
Fuente: Antonio Orozco;
www.arvo.net
Hace unos años un alto político de
cierto país manifestaba a la prensa su entusiasmo por una pintada en un muro que
rezaba así: "Si Dios existe, ése es su problema"; y rizando el rizo, apostilló:
"existirá o no, pero a mí que no me maree..." |
Demostrar la existencia de Dios
Prueba desde la estructura metafísica del ente finito y el acto puro
Fuente: Antonio Orozco; www.arvo.net
I. PRE-DISPOSICIONES PARA LA DEMOSTRACIÓN |
¡Hoy la tierra y los cielos me sonríen
Estos famosísimos versos expresan una
experiencia cotidiana: el influjo de los sentimientos sobre el pensar. A la vez
constituyen un toque de atención, una llamada a desconfiar del sentimiento como
fuente de conocimiento cierto.
Es claro que la existencia de Dios, la
fe, la esperanza, la verdad en una palabra, no dependen de la mirada de unos
bellos ojos ni tampoco de una coz de algún eventual salvaje iracundo. La verdad
se manifiesta a un entendimiento despierto, libre de pasiones y amueblado por la
lógica racional, es decir, educado para el ejercicio de la razón, de acuerdo con
las reglas que le son propias. TESTIMONIO DE
Sab 13, 1: "Vanos son por naturaleza
todos los hombres que carecen del conocimiento de Dios, y por los bienes que
disfrutan no alcanzan a conocer al que es fuente de ellos y por la consideración
de las obras no conocieron al Artífice"
El libro de
Esto es lo que el Apóstol San Pablo
recordaba a los Romanos, al mostrarles la causa de la corrupción en la
que se hallaba inmersa la sociedad de su tiempo (tan semejante, en esto, a la
nuestra) : "La cólera de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad e
injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que
de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto. Dios se lo manifestó. Porque
las perfecciones invisibles de Dios, su poder eterno y su divinidad, se han
hecho visibles después de la creación del mundo por el conocimiento que de ellas
nos dan las criaturas, de forma que son inexcusables... "(Rom 1, 19 ss)
San Pablo supone que si no se "ve" lo
"invisible" de Dios en las cosas "visibles", no es porque se carezca de
capacidad para verlas, sino porque se ha "ofuscado" la mente mediante "vanos
razonamientos" que encuentran su raíz en un "corazón rebelde".
«Pregunta a las bestias y te instruirán,
a las aves del cielo y te informarán, a los reptiles del suelo y te darán
lecciones, te lo contarán los peces del mar: con tantos maestros, ¿quién no sabe
que la mano de Dios lo ha hecho todo? En su mano está el alma de los vivientes y
el espíritu del hombre de carne" (Job 12, 7-8).
Is 1, 3-4:
"Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo, pero mi pueblo no
tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de iniquidad, raza
malvada, hijos desnaturalizados! Se han apartado del Señor, le han vuelto las
espaldas!"
¡Todas las cosas hablan de Dios!
«Los cielos cantan la gloria de Dios, el
firmamento anuncia la obra de sus Manos; el día al día comunica su mensaje y la
noche a la noche transmite la noticia.... Por toda la tierra se ha difundido su
voz y hasta los confines de la tierra sus palabras» (Sal 19, 3-5).
NECEDAD
Es tan clara la presencia de Dios en la
creación que el Salmista, inspirado por el Espíritu Santo, afirma que es "es
necio" quien dice "en su corazón, no existe Dios" (Sal 13(14), 1)
Con frecuencia, la "necedad" se
manifiesta en la pretensión de aquel personaje de Steinbeck en El Valle largo:
"necesitaba ver las cosas con tanta claridad que acababa oscureciéndolas por
completo, como un negativo expuesto al sol". Es obvio que no se puede "ver"
a Dios con los ojos de la cara, mientras andamos por este mundo, pero sí podemos
y debemos entender que Dios es; que sólo El puede ser origen causal de las
maravillas que vemos.
"¡Qué desatino! Como barro que se
considerase igual al alfarero; como una obra que dijera del que la hizo: «no me
has hecho»; como cacharro que dijera de su alfarero «este no sabe nada» (Is
29,15). GÉNESIS DEL ATEISMO
En rigor, no hay dificultades objetivas
que impidan a la inteligencia humana el reconocimiento de Dios. El ateísmo no es
consecuencia de un grave "problema intelectual". Un famoso ateo - Jean Paul
Sartre- en una de sus obras - Les mots -, cuando describe el ambiente
familiar de su infancia confiesa: "yo no he llegado a la incredulidad por un
conflicto de dogmas, sino por la indiferencia de mi familia".
A veces, en la génesis del ateísmo pueden
tener culpa no pequeña algunos creyentes, en cuanto que, con el descuido de la
educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso
con los defectos de la vida religiosa, moral y social, han velado más bien que
revelado el genuino rostro de Dios y de la religión. Sin embargo, no por eso
queda justificado el ateísmo, pues negar a Dios por el comportamiento de algunos
creyentes es tan gratuito como negar que los médicos curen, o que existan
medicinas; o como negar el valor de los derechos humanos por el hecho de que su
vigencia no impida todo delito ni que su declaración sea insuficiente para
implantar la justicia en todo el mundo.
Lo cierto es que el ateísmo nunca ha sido
un fenómeno originario. En general, tanto en las personas singulares, como en la
vida de las diversas sociedades y culturas, aparece en épocas de crisis, en
tiempos de decadencia, con el afán de justificar conductas en contraste con lo
que dicta la recta razón. Así han surgido falsas filosofías e hipótesis
seudocientíficas que han echado mucho humo sobre la naturalidad con que brota
del espíritu humano el anhelo de Dios. La pretensión de la etnología
materialista y evolucionista de poner al principio de la historia un hombre sin
religión, o politeísta o fetichista, ha sido desmentida por los hechos.
Lo natural es que el hombre al despertar
al uso de razón, se asombre ante la maravilla del universo, la grandeza,
armonía, orden y perfección de sus leyes y estructuras y también ante la fuerza
impresionante de la naturaleza. Natural es concluir que el COSMOS (la palabra
"COSMOS" significa "orden" ) supone una perfectísima inteligencia ordenadora de
un Ser extra-cósmico, superior a todo cuanto vemos, Principio y Fin del
universo.
Los antiguos Padres de
Los antiguos se admiraban sobre todo de
la grandeza del universo, así como del impresionante aspecto y poder del rayo y
demás fuerzas naturales. Se daban cuenta de que encerraba un misterio que habla
de la existencia de un Ser misterioso, pero real, el Sumo Hacedor, autor
magnífico de la causa de sus asombros. FACILIDAD ACTUAL PARA EL
CONOCIMIENTO DE DIOS
Corren los siglos y llega un tiempo en
que las ciencias naturales y la técnica se disparan en un progreso también
admirable. Cosas que a los antiguos les parecían sobrenaturales, sustraídas a
las leyes de este mundo, hoy nos parecen "lo más natural"; ya no parece
necesario un ser "extracósmico", "trascendente" (más allá del mundo) para
explicarlas: nos basta el conocimiento de las leyes o fuerzas "inmanentes" (que
se hallan en nuestro mismo mundo). Así por ejemplo, el esplendor y capacidad
destructora del rayo se explica por la convergencia de fenómenos naturales muy
conocidos. Siempre se encuentra - se espera encontrar - una ley natural que
explique lo que teníamos por "misterioso" o "sobrenatural". Ahora bien, ¿es
justo esperar que las ciencias de la naturaleza disipen todo misterio?
La respuesta es negativa, al menos por
dos razones:
1) Las ciencias no hacen sino desplazar
el misterio. Cada vez que disipan un enigma, abren simultáneamente un montón de
nuevos interrogantes. Pero acontece algo más:
2) Aún en la hipótesis de que pudiésemos
dar explicación natural a cuanto sucede ante nuestra observación, conociendo muy
bien todas las Leyes del cosmos, quedaría todavía por esclarecer el Origen de
ese tejido espléndido de Leyes y fuerzas naturales. En efecto: toda hipótesis
científica sobre el origen del mundo, como (por ejemplo) la de un átomo
primitivo de donde se derivara el conjunto del universo físico, deja abierto el
problema concerniente al comienzo del universo. ¿Ha surgido de la nada, del
azar, o ha existido siempre?
De la nada, nada puede proceder, porque
nada es. El azar, o no es nada o indica una causa desconocida: desconocida, pero
causa. Por tanto, decir "el azar" no resuelve nada, deja abierto el problema,
hay que seguir indagando.
¿Habrá existido siempre el universo? Los
científicos se inclinan cada vez más a la hipótesis de un origen temporal. Pero
no es absurdo pensar que haya podido existir siempre. Lo absurdo es pensar que
se explique a sí mismo. Además, la existencia del Ser que es por sí mismo es requerido no sólo para la explicación del origen del universo en su primer momento de existencia, sino para la conservación del mismo en cada instante, también el presente. En otro momento afrontaremos esta cuestión. |